Reseña: Xenoblade Chronicles 3

Nintendo reafirma que este es un gran año de lanzamientos para la compañía, y en esta ocasión, nos sorprende con el imponente mundo de Aionios y una emocionante travesía que unirá a ageneses y kevesíes.

 

Cinco años han pasado desde la aventura de Rex, Pyra y compañía, y como todo ciclo, el fandom ya aclamaba por una nueva entrega, que para bien o para mal, se apega más al enfoque de la primera entrega con una narrativa más centrada, diseño de personajes vistosos, simpáticos y memorables, y básicamente mejores niveles de producción para la totalidad del juego, a diferencia del complaciente y servicial Xenoblade Chronicles 2 —ustedes saben muy bien a qué me refiero—.

 

¿Es Xenoblade Chronicles 3 una iteración que trabaja sobre lo realizado en entregas previas y se siente como la experiencia definitiva de la saga, a la vez que invita a nuevos entusiastas a entrar a esta franquicia, o su dificultad y mar de mecánicas hace que se mantenga en un nicho, además de sentirse como un paso muy a la segura? A continuación, lo sabremos:

 

“Una aventura que nos llevará a preguntarnos quiénes son realmente nuestros enemigos, y a aprender que hay una vida más allá de aquello a lo que estamos predestinados.”

 

Xenoblade Chronicles 3 nos sitúa en el mundo de Aionios, dónde —como ya es costumbre de cada entrega— dos naciones se encuentran en eterna lucha por someter al bando contrario. En esta ocasión, son las naciones de Keves y Agnus quienes se encuentran en conflicto. Los soldados de ambos bandos nacen y crecen por y para la guerra, siendo su objetivo por naturaleza, servir a las fuerzas armadas y entregar su vida en el campo de batalla, o bien, llegar a los 10 ciclos cumplidos, para volver a “su hogar” —algo así como hacerse uno con La Fuerza—.

 

 

Es en el calor de la batalla dónde la historia nos lleva a conocer al escuadrón de Noah, a quién lo acompaña su escudero, Lanz, y sanadora, Eunie —y un Nopon, pero como es de soporte y no un personaje jugable, hagámonos de la vista gorda—. Ellos, al igual que los demás soldados, comparten el propósito de servir a su nación, sin embargo, en Noah nace una pequeña inquietud que le dice que debe de haber algo más allá de una vida de lucha, pero, aun así, fiel a su papel como exsimio —aquellos encargados de despedir a los difuntos y hacer trascender a quienes ya cumplieron su tiempo de servicio—, continúa sirviendo a sus superiores y cumpliendo las misiones que se le dictaminan a él y su escuadrón.

 

 

La aventura de nuestros protagonistas comienza cuando se les encomienda una misión para recuperar un misterioso artefacto. Al momento de llegar a la ubicación señalada, Noah, Lanz y Eunie, se percatan que un escuadrón de agneses está luchando en el lugar para también hacerse con este dichoso objeto. El combate que comenzó entre agneses y los poseedores del artilugio, se vuelve aún más frenético, con kevesíes de por medio, volviéndola en una batalla intensa en la que el riesgo de muerte se vuelve palpable en cada ir y venir de ataques entre sí.

 

Con un cese al fuego entre ambos bandos, el último protector del artefacto les abre los ojos a los escuadrones, al decirles que su vida va más allá de diez ciclos, que hay un enemigo más grande más allá de su eterna rivalidad, pero también, les otorga un poder que los libera del Reloj de Llamas, sin mencionar que les permite fusionarse para dar paso a una entidad de gran poder conocida como Ouroboros.

 

 

Todo gran poder tiene sus riesgos, y con ello, una misteriosa entidad muy semejante en aspecto al Ouroboros se aparece ante nosotros para volvernos el enemigo y objetivo principal de todo mundo, entre ellos, nuestras colonias de origen —esto se volvió en John Wick muy rápido—. Es por ello que, teniendo a medio mundo “cantándonos un tiro”, un hogar al cual no podemos volver, un poder concedido por descubrir y una travesía de por medio que nos llevará al lugar dónde se nos revelarán todas nuestras interrogantes, los agneses, Mio, Taion y Sena, unirán fuerzas con Noah, Eunie y Lanz para embarcarnos en una aventura que nos mantendrá interesados por lo que les sucede a nuestros protagonistas a lo largo más de 100 horas de juego. Todo lo anterior es tan sólo la punta del iceberg.

 

 

Como ya lo mencionaba, Xenoblade Chronicles 3 tiene un factor muy importante a su favor, y es que la historia regresa a sus bases y se toma en serio como en el primer juego, sin mencionar que se siente que tiene mucha más cohesión con la aventura de Shulk, que con la de Rex, aun y cuando se atan cabos de ambos juegos. Vamos, es algo como lo que se sintió en su momento entre Dark Souls y Dark Souls 3: se sentían que tenían más relación uno con otro y hasta la vibra era muy parecida, que con Dark Souls 2, el hijo menos dotado de Miyazaki.

 

Por otro lado, el ritmo de la historia es constante, con sucesos trascendentes sucediendo uno tras otro, además de que, incluso en las misiones secundarias, nos encontraremos con historias de personajes que se podrán unir a nuestro equipo como un séptimo integrante. Sí, hay paja dentro de este inmenso mundo, pero incluso lo más curiosos, serán recompensados en las misiones alternativas con complementos a la historia y desarrollo de nuevos personajes.

 

 

“Un sistema de juego robusto y complejo que termina por refinarse y se siente natural en los controles, pero también, bastante generoso en la curva de aprendizaje para los menos experimentados.”

 

Si han seguido la franquicia, sabrán que Xenoblade Chronicles va de un juego de rol de “acción”, en la que nuestros personajes ejecutan golpes automáticos por default, pero en el que nosotros nos encargaremos de posicionar correctamente a uno de ellos, para que sus artes (ataques especiales) se ejecuten de manera efectiva y causen el mayor daño posible de forma individual o como parte de un combo en conjunto.

 

 

Esta premisa ha permanecido a lo largo de cada entrega, únicamente agregando más dinámicas a la fórmula para darle mayor profundidad y dinamismo al combate para que no se sienta que los personajes hacen todo por sí solos. Xenoblade Chronicles 3 no es la excepción a la regla, y es que, en esta ocasión, vemos incorporadas mecánicas similares a los “Jobs” u oficios de juegos como Final Fantasy o Bravely Default, pues, aunque cada personaje tiene su propia clase de inicio, estas se podrán alternar entre ellos, ya sea por gusto o eficiencia del equipo. Estos cambios se verán reflejados en una adaptación del atuendo del personaje al que originalmente pertenecía dicha clase, además de que portará el arma que este traía.

 

 

Dicho lo anterior, podremos hacer que Taion se vuelva en una clase más enfocada a la defensa, como la de Lanz, a la vez que hereda su atuendo, habilidades, estilo de combate y armas. Cada clase tendrá su propia progresión, lo que se traducirá en nuevas habilidades, mayor efectividad de las artes y dominio en general de la clase. Por lo que podremos hacer las más disparatadas combinaciones según nuestro gusto o estilo de juego. ¿Qué tienes antojo de que todos sean de la misma clase que Mio? ¡Concedido! Sólo que, eso sí, considera que, así como tendrán sus atributos, también heredarán sus debilidades.

 

Lo más interesante de esto, es que las clases no sólo se limitan a las de los miembros de nuestro equipo, sino que habrá aún más por desbloquear conforme vayamos conociendo a más personajes en nuestra travesía. Si a esto le sumamos que, con cada clase dominada, obtendremos un poder denominado como “Arte Maestro”, nuestra plantilla de habilidades a utilizar será bastante amplia, mismas que tendremos del lado opuesto al de nuestras habilidades predeterminadas, lo que asegurará que siempre las tengas a la vista para utilizarlas en todo momento.

 

 

Con todo esto, la cantidad de combinaciones es abismal, lo que nos da rienda a experimentar y encontrar las combinaciones más afines entre sí, y quizá, hasta romper el juego con alguna de ellas. Esto era parte de lo divertido de Bravely Default —o al menos para mí—, pues encontrar esas clases complementarias, y de tal forma, sacar ventaja en los combates, ya sea para agilizarlos, ganar más experiencia u alguna otra retribución, lo convertían en una dinámica bastante entretenida. Podremos construir a nuestros protagonistas con el enfoque que queramos, lo que se traduce en que la forma de aproximarse al juego sea distinta.

 

Otra de las novedades, es la de los Ourovoros, y es que estos entes misteriosos surgen de la fusión de Mia con Noah, Eunie con Taion o Sena con Lanz, lo que se traduce en que cada uno tendrá sus propios atributos de combate y de aspecto. Asimismo, es preciso señalar que, dependiendo sobre quién gire la fusión, ya sean agneses o kevesíes, es que será el aspecto y atributos del Ourovoros. Si la base de la fusión es Noah, el, llamémosle “mecha”, heredará sus habilidades como principales, mientras que, si el eje de la fusión es Mia, tendremos una versión completamente diferente en apariencia y estilo de combate. Los diseños son muy vistosos y distintos entre sí, pero, en lo personal, me agradaron más las versiones agneses.

 

 

Finalmente, sistemas como el de las “Cadenas” de ataques están de regreso, el cual, ya de por sí tenía su respectivo nivel de complejidad para entenderlo en el primer juego, aquí la cosa no es muy distante. En esta ocasión, las cadenas se vuelven todavía más estratégicas, y es que toda la acción se detiene en seco, para que, a través de un sistema de tarjetas que fungirán como multiplicadores, planeemos nuestros movimientos, las secuencias y orden de los ataques, para así asegurar la mayor cantidad de daño efectuado con todo nuestro escuadrón.

 

 

Todo lo anterior suena bastante abrumador, y es que la descarga de información, aunque gradual y con sus respectivos tutoriales cada vez que se presenta una nueva dinámica, nos pide dominar cada mecánica para sacarle el mayor provecho. Aun así, y algo que agradezco para que más gente pueda entrarle a esta franquicia, es que tenemos tutoriales prácticos, y no sólo murallas de texto que nos “explican”, por lo que, todo aquello que leamos, lo podremos aplicar en el momento y así lograr dominarlo por completo y repasándolo las veces que sea necesario. Tan sólo por este apartado de los tutoriales, Xenoblade Chronicles 3 se erige como el juego más benevolente de los tres ante aquellos que jamás han tocado un juego de la franquicia.

 

“Aionios es un mundo que lleva al límite al Nintendo Switch, pero que te detendrás a contemplar en sus días y noches, del que disfrutarás recorrer por el mero hecho de apantallarte con sus hermosas vistas y nos deleitará con su música.”

 

Es bien sabido que el Nintendo Switch no es punta de lanza en tecnología, y, al contrario, muchos de sus juegos ya piden una actualización de hardware, aun así, lo que logra hacer Monolith Soft es impresionante. El mundo, como en entregas anteriores, brilla por su imponencia, ofreciéndonos amplios terrenos a explorar con relieves variables para darle mayor dinamismo a nuestro recorrer del mundo. Resulta muy placentero explorar la totalidad del mapa, siendo los más curiosos los que verán recompensado sin interés por saber que hay a la lejanía, ya sea con un ítem raro dentro de una cueva, experiencia adicional por descubrir un nuevo punto de interés, zonas de descanso o, quizá, hasta una colonia nueva con todo y su respectivo trasfondo y misiones secundarias.

 

 

El trazado del mapa no se ve tan mermado por las limitantes del Switch, sin embargo, sí el de las criaturas que rondan en él, pues conforme más lejanas estén, se irán moviendo a menores cuadros por segundo, tal y como sucedió en Pokémon Legends, o Kirby The Forgotten Land. Nintendo sabe en qué flaquea más su consola, por lo que este tipo de trampas, hacen que los entornos sean los menos afectados para sacarnos de la experiencia. Eso sí, y esto es a gusto personal, pero disfruté más jugándolo conectado a una pantalla, que en portátil; ese mundo es para disfrutarse en su máximo esplendor y esto sólo es posible, teniéndolo en modo dock.

Recorrer Aionios es muy disfrutable, pero también más sencillo, pues en esta ocasión funciones como el recorrido automático sigue vigente, aunque menos sensible que en entregas anteriores, pues ahora no requerirá del mínimo movimiento para que se interrumpa. Por otro lado, fijar la ruta en el mapa, también tuvo su actualización, pues ahora, esta se verá como un ligero resplandor en el mundo y no en el mapa como en entregas pasadas, lo cual nos facilita el tener que andar abriendo y cerrando el mapa para ver con mayor precisión la ruta y no equivocarnos en el intermedio.

Mi única queja de este “recorrer” del mapa, es que, si entras en una batalla en un área irregular, tu personaje se puede llegar a atorar en un ligero desnivel, y lo más curioso es que, una vez entrando a un combate, no puedes brincar, por lo que, tendrás que prepararte para, ya sea cambiar de personaje y salga de ese embrollo por sí solo, o pelearte un rato con el control en lo que logras salir. Es una cosa de nada, pero sí me ocurría seguido y no puedo dejarlo pasar.

En general, Xenoblade Chronicles 3 tiene más aciertos que fallas en su apartado técnico, con un mundo que se las apaña para ofrecerte lo mejor de él sin sacrificar mucho de por medio. Los ciclos de día y noche siguen tan impactantes como siempre, sin mencionar que ahora el mundo se siente más vivo, pues veremos situaciones “random” en las que las criaturas de dos razas pelean entre sí, y en las que podremos intervenir para sacar partido de ellas; o también, veremos depredadores disfrutando del manjar que les dejó la caza de su presa. Los bajones de framerate no están exentos, pero son los menos, manteniéndose en su mayoría en unos aceptables 30 fps durante toda nuestra travesía dentro y fuera de los combates.

¿Oye, Monolith Soft, para cuándo te avientas un juego de Pokémon que te quede tan chulo como un Xenoblade Chronicles?

“Xenoblade Chronicles 3 lleva los estándares de calidad de la franquicia a su punto más alto.”

La presentación habla por sí sola, y es que, en esta ocasión, se ve que la desarrolladora echó la casa por la ventana con su trabajo más ambicioso hasta la fecha. Por un lado, tenemos un diseño de personajes centrado y sin la exuberancia de Xenoblade Chronicles 2, sin embargo, es su mismo carisma, desarrollo y diseño el que los hace brillar. Hay pequeños momentos en los que vas conociendo más de ellos durante tu viaje, lo que te permite empatizar desde diferentes perspectivas… Incluso con Eunie, quien se la pasa regañando a Lanz, o con los infames Nopon, que, a pesar de no ser tan trascendentales, ya no son un dolor de… cabeza.

Tantas mecánicas y sistemas conllevan muchos menús e interfaces, sin embargo, cada una de ellas es fácil de comprender y por las cuales navegar y encontrar lo que deseas. Tan bien optimizado está, que se colocaron una serie de atajos con tan sólo oprimir el gatillo izquierdo y alguno de los botones (A, B, Y, X).

La música y la dirección de arte, por su parte, es toda una delicia. Cuando les digo que Xenoblade Chronicles 1 y 3, se sienten muy similares entre sí, es en parte por estos apartados, pero no en el mal sentido, sino como un tributo y un refinamiento de todo lo bueno que hizo en su momento, algo como lo que sucedió entre Bravely Default de 3DS y Bravely Default II de Nintendo Switch. A las melodías se les llega a percibir el ADN que comparten entre sí, y es que, Yasunori Mitsuda, pareciera que tomo inspiración del primer juego para crear tan memorable, fantástico y variado repertorio de canciones.

En cuanto a las actuaciones de voz, el juego viene con doblaje al inglés y en japonés, con subtítulos en una gran diversidad de idiomas, entre ellos el inglés y el español. En lo personal, y como ya lo he dicho en varias ocasiones, elijo siempre el idioma de origen del juego, siendo en este caso el japonés, dado que las actuaciones se perciben más naturales, a diferencia del inglés. A pesar de esto, el juego da la libertad de elegir la forma en cómo lo disfrutemos, todo esto, desde las opciones dentro del juego y no están atadas a las configuraciones de la consola.

Por último, las cinemáticas… ¡Qué gran dirección! Cada una resulta emocionante de ver y ahora son más constantes y tienen mayor duración. Hay momentos en los que, ni te das cuenta de la duración de los cinemas —porque sí llega a haber unas que duran sus buenos minutos—, y en cambio, lo que sucede en pantalla te atrapa tanto que quieres seguir viendo más y más. Tan sólo el primer encuentro entre los agneses, Mia, Taion y Sena, con los kevesíes Noah, Eunie y Lanz, nos entrega una secuencia de batalla increíble con la que van a querer continuar esta aventura de, fácil, un centenar de horas.

“Un juego esencial de la biblioteca del Nintendo Swich que los amantes de los JRPG disfrutarán, y la entrega ideal para nuevos entusiastas de la franquicia.”

Xenoblade Chronicles 3 tiene mucho por ofrecer: una historia bien contada; un sistema de combate complejo, pero satisfactorio una vez dominado; amplia personalización de clases y estilos de juego; personajes carismáticos; música excelente y un mundo invitante para explorar, todo esto parecerá abrumador, pero lo mejor de todo, es que el juego nos permite hacerlo a nuestro ritmo, ya sea tomándonos nuestro tiempo para “grindear”, ver y hacer una y otra vez los tutoriales hasta su completa comprensión; completando misiones secundarias, o simplemente descubriendo el mundo, todo lo podemos hacer paulatinamente.

Si estaban interesados por entrar a esta franquicia por lo que han escuchado o visto, esta es la entrega perfecta para hacerlo. Sí, quizá no entiendan cosas que dan un cierre a lo que ha venido arrastrándose de las iteraciones previas, pero, luego de este juego, podrán seguir con los demás ya que habrán entendido de mejor manera sus fundamentos.

Agradecemos a Nintendo por la copia otorgada para la elaboración de esta reseña.

Título: Xenoblade Chronicles 3

Desarrolla: Monolith Soft

Publica: Nintendo

Género: Juego de Rol

Plataformas: Nintendo Switch

Estreno: 29 de julio de 2022